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ECOSISTEMAS DE LA COMARCA

La comarca de La Siberia tiene una gran diversidad de ecosistemas, pues cuenta con una buena representación del bosque y matorral mediterráneos con algunas influencias de tipo continental, pero también con llanuras de cultivos de secano y regadío, roquedos, dehesas, bosques de galería, turberas, pinares, eucaliptares y otros paisajes forestales y agrarios transformados por el hombre para sus usos y aprovechamientos tradicionales.


Se distinguen siete grandes unidades ambientales según el conjunto de seres vivos existentes y las características del lugar en el que viven.

Roquedos
Los roquedos son ambientes en los que el suelo es muy escaso y pobre, lo que dificulta en gran medida el establecimiento de la vegetación. Sin embargo,

debido principalmente a la inaccesibilidad típica de este

tipo de ecosistemas, gozan de un buen estado de

conservación. Sobre las rocas se asientan líquenes de

colores llamativos, y en las grietas crecen, adaptadas

a esta situación, algunas encinas con porte

achaparrado, enebros, dedaleras, claveles silvestres,

el ombligo de Venus y algunos helechos. En la base de

los roquedos el bosque dominante es el encinar o

los pinos y eucaliptos procedentes de antiguas repoblaciones. Las aves encuentran en el roquedo un lugar excepcional para anidar, pues disfrutan de la seguridad que les ofrece la inaccesibilidad de la roca. Destacan la cigüeña negra, el buitre leonado, el alimoche, el águila real, el águila perdicera, el búho real, el halcón peregrino y la chova piquirroja o el avión roquero. Otros vertebrados que habitan aquí son murciélagos, lagartija ibérica, culebra de herradura, salamanquesa...

Bosque y matorral mediterráneo
La disposición de las sierras en dirección surestenoroeste y la existencia de valles encajados conforman dos laderas bien diferenciadas, la solana y la umbría.

  • En las umbrías la humedad es mayor, y las temperaturas son más suaves, por lo que la vegetación crece exuberante y frondosa.

  • En las solanas las temperaturas son más altas, existe menos humedad y la vegetación que soportan es menor y está adaptada a condiciones de sequía, evitando la evapotranspiración favorecida por la fuerte radiación solar.

Este tipo de bosque constituye la vegetación típica de las sierras de La Siberia, destacando el alcornoque, el quejigo y en las partes más soleadas la encina. En las zonas más frescas, en las que brota el agua de manantiales, crecen arces de Montpellier, fresnos y almeces. Debajo de este arbolado encontramos un matorral cerrado que hace imposible el tránsito humano en el que domina el madroño, el brezo rojo, el brezo blanco, la cornicabra, el labiérnago y otras especies más escasas como el mirto, el torvisco o el rusco.

 

Este matorral alcanza con frecuencia los 3 o 4 metros de altura media, siendo especialmente exuberante en las umbrías y más escaso en las solanas en las que aparecen jaras, acebuches, retamas, etc.


 

En las umbrías encuentran el refugio ideal para reproducirse especies como el buitre negro o el águila perdicera. En la espesura lo hacen también el azor, el gavilán, los arrendajos y las palomas torcaces. Entre la vegetación vuelan mirlos y petirrojos. Son zonas tranquilas donde es frecuente encontrarse con ciervos y jabalíes. Otros mamíferos más difíciles de observar son las ginetas, los turones, los tejones, las garduñas o los gatos monteses.

Dehesas
La dehesa se caracteriza por ser un bosque aclarado donde la encina alcanza una densidad media de 50 o 60 árboles por hectárea. En los espacios abiertos entre árboles se desarrollan pastizales de gran interés ganadero entre los que destacan el trébol subterráneo, la poa, la cebadilla, la orquídea, la cebolla albarrana u otras especies de tréboles.


Este ecosistema es resultado de la constante actividad humana sobre el encinar o alcornocal, en el que se ha eliminado el matorral y se seleccionan los árboles más productivos. Es una manera equilibrada de aprovechamiento de varios recursos naturales (bellota,ramón, leñas, corcho, caza mayor, pastos) al tiempo que soporta una gran diversidad de seres vivos.


En la dehesa se alimenta la mayor parte de la fauna de grandes vertebrados como jabalíes, ciervos, gamos y zorros; también otros más pequeños como conejos, liebres, lirones careto, garduñas, comadrejas y la mayor parte de las grandes aves de presa como el águila real, el águila perdicera, el águila calzada y el águila imperial, así como los milanos y el elanio azul.


En estas zonas, sobre los cadáveres de la ganadería doméstica existente (vacas, cerdos, ovejas y cabras) y también de la fauna silvestre, se alimentan los grandes carroñeros como el buitre negro, el buitre leonado y el alimoche.


Proliferan los anfibios y reptiles, destacando el sapo común, el sapo partero, la rana común, la culebra bastarda, la culebra de escalera o el lagarto ocelado. Pero si algo se percibe con facilidad cuando visitamos una dehesa es la presencia de pequeños pájaros como los carboneros, herrerillos, trigueros, alcaudones, abejarucos, pinzones, tarabillas o totovías, entre otros.

Bosques de galería
Estas formaciones se encuentran en los arroyos y gargantas no afectados por los embalses. La vegetación de ribera presenta un aspecto similar a una galería, donde las copas de los árboles de ambas márgenes se entrelazan en la parte alta. En los veranos más duros, estos ambientes, aunque ocupan una pequeña superficie, constituyen un auténtico oasis del clima mediterráneo.


El arbolado se compone de alisos, sauces y fresnos. Los sauces y alisos se sitúan en el mismo cauce ribereño, mientras que los fresnos se mantienen próximos, en la zona húmeda, pero sin soportar el encharcamiento permanente de sus raíces. Entre los arbustos que crecen bajo este arbolado destaca en La Siberia la adelfa, que crece junto a zarzas y tamujas.


La fauna asociada al bosque de galería es variada: mamíferos como la nutria, aves como el ánade real, la garza real, el martín pescador o el mirlo, anfibios como la rana patilarga y reptiles como el galápago leproso son solo algunos ejemplos de este frágil ecosistema. Otros ambientes acuáticos, pero sin un desarrollo tan exuberante de la vegetación que crece en las
proximidades, son los formados por charcas y embalses.

Embalses
En los embalses, la vegetación de ribera fue destruida al ser inundada y, desde entonces, las oscilaciones periódicas de nivel impiden que la vegetación natural colonice estas zonas. En este medio viven la nutria, la cigüeña negra, el martín pescador, las garzas reales e imperiales y también numerosas anátidas y cormoranes.


Entre los anfibios, destaca la ranita meridional y los tritones, y entre los reptiles, la culebra de agua y los galápagos leproso y europeo, aunque este es más escaso y solo aparece en las riberas. Los ríos Guadiana y Zújar, y los embalses en ellos construidos, convierten esta zona en entornos únicos para la práctica y el disfrute de multitud de deportes acuáticos como la pesca, la vela, el windsurf, piragüismo y canoas.


En los embalses de Puerto Peña o García Sola, Cíjara, Orellana, Zújar y La Serena las especies más codiciadas por los pescadores son la carpa, los barbos común y comizo, el lucio, la boga, el black bass, el percasol, la gambusia y otros de menor interés deportivo pero de gran importancia ecológica como la pardilla, el cacho, la colmilleja, el calandino…

 

En general, en estas masas las especies alóctonas son ya más abundantes que las autóctonas.
Las anátidas son también muy numerosas y diversas: ánsar común, ánade silbón, ánade friso, ánade real, cerceta común, pato cuchara, porrón común, porrón moñudo y ánade rabudo que, junto al somormujo lavanco, zampullín chico, zampullín cuellinegro, cormorán grande, polla de agua y focha común, abundan en invierno. Terminando esta época unas especies abandonan el
embalse para migrar y reproducirse en otras zonas, mientras que otras llegan aquí para hacer lo propio: cigüeña negra, garza real, cigüeña blanca, charrancito, cigüeñuela, pato colorado, garcilla bueyera, garceta común, martinete, pagaza piconegra, canastera y chorlitejo chico.

Llanuras cerealistas o pseudoestepas
La comarca vecina de la Serena y la zona más al sur de La Siberia forman parte de la penillanura pacense, conocida por su relieve relativamente llano, con altitudes entre los 300 y los 500 metros y terrenos prácticamente desarbolados. Los suelos son poco profundos y existen abundantes afloramientos pizarrosos en superficie. Sus arroyos vierten a los embalses de Zújar y La Serena y en sus llanuras los usos más habituales son el agrícolade secano y el ganadero, sobre todo de la oveja merinablanca y negra.


La vegetación actual es el resultado de la deforestación sufrida durante el pasado, pero por otro lado, el pastoreo continuo durante siglos, aunque ha impedido la regeneración de los árboles, ha propiciado la elevada calidad de los pastizales y matorrales existentes. Los pastos de gramíneas y otras plantas herbáceas, retamares, cantuesares y escobonales son hábitats muy particulares y propios de esta comarca. Numerosas especies animales protegidas a nivel nacional e incluso internacional necesitan de ellos para vivir y reproducirse, como ocurre con las aves propias de las estepas (avutarda, sisón, aguilucho cenizo, ganga, ortega, cernícalo primilla, alcaraván, carraca), cigüeña negra y rapaces (águila real, perdicera, alimoche, buitres) o especies invernantes como la grulla común y la avefría.


En los pequeños arroyos encontramos algunas encinas dispersas, sauces, tamujas, atarfes y adelfas que crecen en zonas húmedas, donde también viven el galápago europeo y el leproso, varios narcisos y tréboles de agua como Marsilea strigosa y Marsilea batardae, o mamíferos
como la nutria.

Cultivos
Las vegas y laderas de La Siberia conservan, además de su vegetación natural, áreas de olivar, castañar, frutales, huertas y zonas de regadío donde se produce girasol, maíz y otros cultivos. El olivo es uno de los árboles más cultivados. Su fruto, la aceituna, es muy valorado por su rico sabor y porque de ella se obtiene un magnífico aceite de oliva. Los valles de suelos fértiles son elegidos para establecer las huertas, en las proximidades de los pueblos. Allí se cultivan árboles frutales y hortalizas y también vides con las que elaboran cada año sus vinos y pitarra.

Aunque el ecosistema natural haya sido fuertemente alterado, la puesta en marcha de áreas en regadío ha hecho que surjan humedales artificiales rentables económicamente para el hombre, pero también muy apreciados por la fauna silvestre ligada a medios acuáticos, que aquí encuentra alimento y refugio. Especialmente beneficiada ha sido la avifauna limícola y, sobre todo, la población de grullas, que en los alrededores del Embalse de Orellana llega a concentrar cada invierno hasta 40 000 individuos, convirtiendo al lugar en el núcleo de invernada más importante de Europa. Otras aves fáciles de observar en estos cultivos son aguja colinegra, zarapito real, avoceta, avefrías, pollas de agua, gaviotas, garzas o anátidas, entre otras.

El medio urbano
El entorno de los pueblos de La Siberia, rodeados de sierras, tierras de cultivo y embalses, favorecen la existencia de una naturaleza rica y diversa. Sin embargo, sin apenas salir del pueblo también se observan especies de fauna y flora en peligro de extinción como el milano real.


Las primeras horas de la mañana y las del atardecer son las más activas, aunque con un poco de atención, podremos ver estorninos, vencejos, golondrinas, cernícalos, cigüeñas blancas o tórtolas turcas casi a cualquier hora del día, buscando alimento por el pueblo y en las huertas y olivares de los alrededores. Algunas de las especies que podemos ver en los pueblos de la comarca son: cigüeña blanca, estornino negro, vencejo común, golondrina común, cernícalo primilla, salamanquesa, colirrojo tizón, tórtola turca.

Turberas o “trampales ”
Las turberas se originaron bajo condiciones climáticas muy distintas a las actuales (más frías y lluviosas). Son zonas encharcadas sobre terrenos ácidos y con humedad durante todo el año que permiten la conservación de la turba, un material orgánico ligero y esponjoso que tarda cientos de años en formarse a partir de la acumulación y fosilización de los restos vegetales que cayeron sobre estos terrenos.


Las condiciones en la turbera son tan particulares que no permiten la existencia de las bacterias encargadas de obtener nitrógeno y hacen que estos ambientes sean pobres en nutrientes. Sobre estos peculiares suelos crecen especies tan singulares como los esfagnos, unos musgos que almacenan grandes cantidades de agua, y el brezo de turbera. La aulaga gatiña, algunos narcisos, la orquídea de turbera y las mansiegas son otras especies típicas de estos ecosistemas donde también se pueden observar odonatos (libélulas y caballitos del diablo), anfibios o reptiles.

Las turberas más destacables de La Siberia se encuentran en Herrera del Duque y Fuenlabrada de los Montes, en parajes como Las Navas, Las Chorchas, El Madroñal, Valdemoro y Puerto Lobo. La gran cantidad de agua que retienen los musgos y otras hierbas de la turbera hacen que sea muy fácil hundirse en ellas, por lo que reciben el nombre de “trampales” o “tembladeras”. Si no queremos hundirnos en ellas y además conservar estos hábitats tan sensibles, no debemos pisar ni caminar sobre ellas.

Espacios naturales protegidos
Los espacios naturales protegidos de Extremadura son lugares declarados como tal por su representatividad, singularidad, rareza, fragilidad o interés de sus elementos o sistemas naturales.


Dependiendo de las características particulares y los valores de cada área, existen diversas formas de protección.
Zona de Interés Regional (ZIR): Embalse de Orellana y Sierra de Pela
Zona Ramsar del Embalse de Orellana: declarado así porque sus humedales son de importancia internacional.
Red natura 2000 (ZEPA y ZEC):
• Corredores de Siruela (ZEC)
• Embalse de La Serena (ZEPA)
• Embalse de Orellana y Sierra de Pela (ZEC-ZEPA)
• Embalse del Zújar (ZEPA)
• Río Estena (ZEC)
• La Serena (ZEC)
• La Serena y Sierras Periféricas (ZEPA)
• Puerto Peña - los Golondrinos (ZEPA)
• Río Guadalemar (ZEC)
• Sierra de Escorial (ZEC)
• Sierra de Siruela (ZEC-ZEPA)
• Sierra de Villares Balbueno (ZEC)
RENPEX
• Corredor Ecológico y de Biodiversidad del río Guadalupejo

Espacios protegidos de la Siberia


Árbol singular: La Charneca del Cuquil
El lentisco o charneca (Pistacia lentiscus) del Cuquil se encuentra en Casas de Don Pedro, junto al arroyo del mismo nombre y fue declarado Árbol Singular en el año 2014 por sus impresionantes dimensiones: tiene 7 metros de altura, un perímetro de tronco a la altura del pecho igual a 1,66 metros y un diámetro de copa de 10 metros. Las charnecas son habitualmente arbustos de tamaño medio que crecen entre el matorral mediterráneo. Nuestros antepasados utilizaban sus semillas para hacer vino y para quemar en las lámparas, entre otros usos. Cuando alcanzan porte arbóreo también se puede extraer de ellas una resina llamada “almáciga” que se utiliza en perfumería y como barniz.


Zona de Interés Regional (ZIR) Embalse de Orellana y Sierra de Pela
Las ZIR son zonas de la Red Europea Natura 2000 que la Comunidad de Extremadura también protege bajo esta denominación porque en ellas existen especies y/o ecosistemas importantes para nuestra región. La ZIR Embalse de Orellana y Sierra de Pela está situada sobre una gran llanura de suaves pendientes por donde discurren las aguas del Embalse de Orellana y sirve de
refugio para miles de anátidas, grullas y gaviotas.

La reserva regional de caza del Cíjara
Está situada en los términos municipales de Helechosa de los Montes, Herrera del Duque, Fuenlabrada de los Montes y Villarta de los Montes. Su superficie se extiende por varios Montes de Utilidad Pública (M.U.P.), sumando un total de 25 000 hectáreas. Fue creada como Reserva Nacional de Caza en el año 1966 y, posteriormente, con el traspaso de competencias a las Comunidades Autónomas, pasó a denominarse Reserva Regional de Caza.


En su interior crecen pinos y eucaliptos plantados durante los años cincuenta y sesenta, pero también especies típicas del bosque mediterráneo como encinas, alcornoques, quejigos, madroños, jarales, cornicabras, lentiscos y labiérnagos, brezales, romeros y cantuesos...


Esta frondosa vegetación proporciona refugio y alimento a mamíferos como el ciervo, el gamo, el corzo y el jabalí, y sirve de lugar de reproducción de aves tan singulares como el águila real, el buitre negro, el leonado, el alimoche y la cigüeña negra, entre otras. El pico más alto de la Reserva es Cantos Negros (849 metros de altitud) y en su parte central se encuentra el río Guadiana, embalsado en la presa del Cíjara, que fue construida en 1956. La caza es gestionada por la Junta de Extremadura y la pesca deportiva puede practicarse en el embalse del Cíjara. En el monte Valdemoros (Monte de Utilidad Pública situado en el término de Fuenlabrada de los Montes, dentro de la Reserva) existe un mirador para disfrutar de la berrea del ciervo y la ronca del gamo, épocas de celo de estos mamíferos cuya observación es muy recomendable.

Corredor ecológico y de biodiversidad: 'Río Guadalupejo


Se trata de un espacio natural ligado al curso fluvial del Guadalupejo. Este río nace en la Sierra de Guadalupe y es afluente del Guadiana, donde desemboca en las aguas embalsadas de García Sola. A su paso crecen árboles de ribera (álamos, chopos, alisos, sauces, fresnos) y viven tanto especies acuáticas (zampullín, rana patilarga, pardillas, cachuelos,…) como otras que acuden a sus orillas para alimentarse y beber como la cigüeña negra, el tejón, el gato montés o la nutria.

Fte: Diputación de Badajoz

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